La irrupción en escena de las asociaciones conservacionistas con un proyecto de desarrollo socioeconómico para la Comarca bajo el brazo, ha puesto sobre la mesa una alternativa “blanda” a la estación de esquí en el puerto de San Glorio, valorada por todos los agentes políticos afectados, eso sí, sin que se produjeran cuadros de éxtasis ni apoyos desaforados por parte de alcalde alguno.
Sin entrar a valorar o denostar la calidad del proyecto presentado por las ONG’s, cosa que siempre será de agradecer, esta situación incita a la reflexión, pero ya avisamos que reflexionar es cosa que normalmente lleva a hacerse preguntas de las que a veces sabemos las respuestas. Esas son las peores.
De momento, que asociaciones conservacionistas de ámbito internacional, nacional y local propongan un proyecto de desarrollo económico para una determinada zona, es muy llamativo, excepcional, pues no suele estar dentro de sus objetivos, más basados en velar, ley en ristre, por la conservación de los lugares de elevada riqueza ambiental. Esto ya nos debería poner en pista de lo grave del asunto.
Lo absurdo de la situación es que aquí parece que nadie hace lo que debe, sino otras cosas, porque mientras estas asociaciones presentan un proyecto que no deberían haber hecho, el Grupo de Acción Local continúa “mirando para Cuenca” mientras se limita a tramitar subvenciones a quien le presenta su solicitud, sin un eje de desarrollo claro. Por su parte nuestros ayuntamientos no tienen, que se sepa, ningún proyecto por el estilo, más pequeño o más grande… salvo el concepto de San Glorio. Decimos concepto, porque por ahora, no sólo no hay proyecto, sino que el único promotor reconocido asegura que no lo hará público hasta que la modificación de las actuales leyes llegue a tal extremo que se elimine cualquier posible traba. Debe ser que esperan una reforma constitucional que sitúe la estación de San Glorio como derecho fundamental de los españoles.
Creemos que diez años detrás de la zanahoria son muchos años para permitir que San Glorio (espejismo o realidad, da igual) siga siendo la coartada para que, mientras tanto, no se haga más que restaurar toriles, muros y pilones, sin un proyecto coherente, conjunto y vertebrado.
Ya hay una generación en la Comarca marcada por la construcción del pantano y se debe evitar a toda costa que haya otra marcada por la no construcción de la estación. San Glorio llegará, o no, pero no hay que olvidar que, mientras tanto, el mundo sigue girando y nosotros por aquí parecemos pollos sin cabeza, sin una dirección concreta que seguir y esperando un advenimiento mesiánico incierto.