Las tendencias de la sociedad actual demandan cada vez más hábitos de vida saludable y contacto pleno con la naturaleza. De ahí que los espacios con alto valor ecológico, como nuestra Montaña de Riaño y Mampodre, vayan subiendo enteros debido al enorme potencial que tenemos en espacios naturales de reconocida relevancia. Año tras año se supe ran los índices de afluencia de turistas en la comarca, aunque aún estamos muy lejos de zonas como Cangas de Onís o Potes, las otras dos entradas naturales al Parque Nacional de Picos de Europa, sin lugar a dudas, nuestro mayor atractivo turístico.
Sin embargo, es durante los picos de afluencia masiva (verano, puentes y algún fin de semana) cuando se nos ve el plumero y se pone de manifiesto nuestra raquítica infraestructura hotelera, tanto en alojamientos como en restauración. Por eso se debe actuar con prontitud y rapidez por parte de los organismos oficiales para no perder este nuevo tren. Es necesario promover la inversión y dotar a la comarca de establecimientos hoteleros de calidad, si apostamos definitivamente por el turismo como medio de vida para el futuro. Sabemos de los esfuerzos que se están haciendo desde el Ayuntamiento de Riaño para recuperar lo que fue el antiguo Parador Nacional, ubicado en el desaparecido pueblo de La Puerta. Pero a la vez que se fomenta el turismo es obligado tomar las medidas necesarias para proteger nuestros valores medioambientales para futuras generaciones.
Sabemos de los graves problemas que padece la comarca: envejecimiento de la población, índices casi nulos de nacimientos, infraestructuras muy deficien tes y servicios inadecuados. La falta de población se va paliando con la llegada de emigrantes, absolutamente necesarios, como ya defendíamos en el pasado número. Van cubriendo puestos de trabajo que desechan o no pueden cubrir los locales.
Y no podemos descuidar el medio de vida histórico en nuestra comarca, la ganadería. A pesar de las muchas dificultades que padece el sector, parece haber un repunte de ganaderos jóvenes en todos los pueblos de la montaña. Ganadería y turismo ni pueden ni deben de ser incompatibles. Es más, algunos ganaderos ostentan también establecimientos turísticos o están relacionados con ellos.
No lo tienen fácil los ganaderos. Muchos aún dependen de métodos tradicionales y carecen de acceso a tecnologías avanzadas por falta de recursos. Enfermedades como la brucelosis y tu berculosis pueden afectar gravemente a los rebaños y requerir cuarentenas y sacrificios. Incluso el cambio climático está afectando a la disponibilidad de los pastos y el acceso a recursos hídricos.
El turismo y la ganadería se proyectan hoy como el futuro de la montaña de Riaño y están condenados a entenderse.